Presentación Tte. Alcalde:
Prologar un libro sobre la historia, la vida y las personas de tu lugar de nacimiento es difícil, cuando te lo pide un montefrieño que ha dedicado gran parte de su vida a lo público se hace realmente muy difícil, pero a la vez, para ser honesto, una verdadera satisfacción y un halago que tal vez no merezca.
Hablar de historia local y de identidad, es hablar sobre nosotros y nuestra historia, la micro historia que se ocupa de personas y agrupaciones que viven en un mismo territorio. Este libro que rompe con el paradigma de la Historia económica y política, de los grandes acontecimientos, que jamás trató de los sujetos históricos comunes, estos que tienen mucho que aportar para la comprensión de las identidades locales, los que en el duro proceso de superar la segunda mitad del siglo XX mostraron su coraje, su valentía y su trabajo para sobrevivir a esos momentos duros y tristes, que lucharon para permitir que la generación posterior, a la que pertenezco, disfrutemos de un estado de bienestar y sobre todo de libertad extraordinarios. Ell@s han sido los verdaderos artífices de la libertad, así que para comenzar “gracias” a todos los “protagonistas” de esta maravillosa historia de vida por otorgarme “mí libertad”.
Fueron los marxistas ingleses con su historia social y los antropólogos sociales en Estados Unidos los que fomentaron estos estudios como identidades colectivas en la década de los 70.
Esta narrativa se enmarca dentro de la Posmodernidad, proceso teórico y cultural, que reniega del gran relato de la historia, evolutiva, progresiva y única con la que se construyó el mito de las historias nacionales que hoy tanta controversia fomenta entre la ciudadanía.
La historia local, aparece como una forma de rescatar a los sujetos comunes, que habían sido excluidos de la historia oficial, rescatan del olvido los procesos individuales y sociales del quehacer cotidiano de una población.
Con el desarrollo de la Post modernidad y el proceso de globalización económico y cultural, la historia local se ha convertido en una necesidad social, en cuya producción cultural se depositan las semillas de la identidad local, estás posibilitan el desarrollo turístico, cuyo capital fundamental es la identidad local, realidad que debe ser conocida y valorada por los miembros de la comunidad.
Considero así mismo que esta historia local debe integrarse en el currículo escolar, porque permite que las generaciones actuales y/o venideras entiendan “quienes son, cómo se los define socialmente y cómo es y funciona la sociedad en que viven”. Este hábitat designa una manera de ser, una inclinación que los diferencia y les entrega un capital cultural imprescindible para la integración social y cultural.
Mediante esta competencia cultural se permite concebir personas capaces de “posicionarse frente al mundo, frente a los demás, frente a sí mismo y mirar de otra manera la realidad y pensar en el lugar en que cada uno ocupa en ella”. En 1939, España era un país arruinado. Diezmado demográficamente, el hambre y la extrema necesidad eran la realidad cotidiana de una gran parte de la población. El régimen franquista dio solución a la penuria económica usando el modelo creado en la Italia mussoliniana y consolidado en la Alemania de Hitler: la autarquía, una política económica basada en la búsqueda de la autosuficiencia económica y la intervención del estado. Mientras, el intervencionismo del Estado se extendió por gran parte de la economía nacional. El Estado fijó los precios agrícolas y obligó a los campesinos a entregar los excedentes de sus cosechas.
Las estrategias, los movimientos, las necesidades, las soluciones de los montefrieños a esta situación se refleja de forma clara en este interesante documento de Nuestra Memoria Histórica, reflejado en primera persona por su autor, ciudadano que como decía al principio ha dedicado una parte muy valiosa de su vida al servicio público, y no satisfecho ahora dedica otro importante “banco” de tiempo en mostrarnos “su visión”.
Mire el lector la honradez con que ha sido plasmada la sociedad montefrieña, sean benévolos con posibles olvidos, producto de distintas interpretaciones o simplemente desacuerdos y por supuesto transmitan a sus hij@s y niet@s el bagaje cultural que aquí se transmite, coméntenlo mediante esas tertulias familiares o de amistad – por cierto tan olvidadas hoy- analicen las circunstancias , los ¿por qués? , seguramente en estos momentos de ruptura social y cultural el análisis crítico servirá para entender la realidad, la idiosincrasia de una población que pudo ser y se quedó….
Queridos lectores, espero que este libro llene el vacio que el siglo XX nos ha dejado, espero que la lectura provoque la nostalgia mas reivindicativa entre los protagonistas de esta época, la rebeldía entre los que hemos dejado que pasara por nuestras narices la verdad y admiración entre las nuevas generaciones por el encomiable trabajo de tod@s y cada un@ de ell@s. Si José Guzmán Flores consigue que afloren estos sentimientos, creo que Montefrio dejara saldada parte de la deuda a su esfuerzo y dedicación al bien común durante tantos años. Gracias Chove.