- Saluda del Alcalde
- Saluda del Concejal de Cultura
- Comentario del Párroco
- Prólogo
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Introducción:
Quien no conoce su historia, su tierra, su pueblo, su contexto, sus vecinos y gentes no se conoce a sí mismo. Y cuanto más los conoces también los aprecias y los quieres más. Esta concepción ha sido la base y el motivo que justifican la mayoría de mis trabajos y publicaciones. Me apasiona profundizar en el conocimiento de nuestros antepasados y de todo aquello que forma parte de nuestra vida, porque ese todo, personas y cosas, han contribuido muy mucho a conformar nuestro ser, nuestra personalidad. Nuestros padres, nuestros vecinos y amigos, nuestra calle y barrio, la escuela y los maestros, las iglesias y monumentos, nuestra cultura y tradición, etc. nos han hecho como somos y han concebido nuestro sentimiento de pertenencia.
Decía Aristóteles que no tenemos conocimiento de nada hasta que comprendemos por qué, su causa. En este caso, el trabajo que aquí se presenta surgió como respuesta al interés por indagar el motivo por el que la iglesia de la Encarnación de nuestro pueblo presenta su orientación constructiva, distinta
a la del resto de iglesias y ermitas de la localidad. El trabajo de indagación e investigación en este objetivo, la orientación, me llevó de manera casi obligada, inexorable, a observar otro aspecto fundamental en la construcción e íntimamente relacionado con él, la iluminación. Y a través de la relación de ambos conceptos se llegó a la conclusión de que la orientación e iluminación de nuestra majestuosa iglesia redonda forman parte de la misma finalidad de la obra de ese conjunto monumental extraordinario, de la intención del responsable de su proyecto, de la pretensión de su arquitecto, el insigne Domingo Antonio Lois de Monteagudo, que no era otra que la de ofrecer una imitación genial y fantástica de uno de los monumentos más bellos del mundo, el Panteón de Agripa-Adriano en Roma. Porque lo imita no solo en la forma sino también en la simbología, utilizando la orientación y la iluminación para resaltar detalles y aspectos concretos de su contenido, así como para cumplir también con la tradición del cristianismo antiguo conforme a sus creencias religiosas.
A los montefrieños nos enorgullece que una revista de prestigio como National Geographic haya descubierto ahora nuestra iglesia, que alerte e informe de la categoría de este monumento y de su parecido con El Panteón, aunque nosotros somos conocedores de su categoría, valor y belleza desde
siempre, porque hemos tenido el privilegio de haber estado integrados en ella desde nuestro nacimiento.
Pues bien, aquí se ofrece una hipótesis del porqué de su orientación, una opinión que se sustenta en argumentos y datos ciertos y contrastados. No obstante, el asunto está abierto a otras interpretaciones futuras, pero nunca a la simpleza de la casualidad, porque todo tiene una causa, un motivo, nada se
produce por casualidad ni se debe al azar, como decía Einstein, y mucho menos en una obra de estas características.
Espero que la lectura de su contenido sea agradable, ilustradora y amena, y que de la misma surja cariño y apego hacia su protagonista, la monumental iglesia de la Encarnación de Montefrío.