Con respecto al paso del tiempo
El paso del tiempo es el paso de la vida, porque el tiempo es vida. Se decía antiguamente ¿qué tiempo tiene ese niño, esa moza, etc.?, que es lo mismo que decir ¿qué vida transcurrida tiene ese niño? La vida es el transcurrir del tiempo o el tiempo es el transcurrir de la vida.
Es un hecho percibido, sentido y comentado que cuando se llega a cierta edad el tiempo o la vida pasa a una velocidad de vértigo. Creemos que fue ayer y han pasado semanas; desconocemos la hora, día, mes y año en que vivimos; ayer pusimos el árbol de Navidad y hoy oímos los tambores de Semana Santa; los Días de la Virgen del pueblo pasan uno tras otro como si se sucedieran de diario. Mi amigo Manolo Tirado pregunta que cuántos Días de la Virgen nos quedarán.
Una buena estrategia que utilizo para intentar ralentizar el tiempo o paso de la vida en nuestra etapa otoñal consiste en establecer etapas volantes, acontecimientos a corto plazo (cumpleaños, celebraciones, encuentro de amigos, visitas familiares, festividades, viajes, etc.). Eventos que, aunque irrelevantes, les otorgo la importancia necesaria como para que anhele y ansíe su llegada. Los espero contabilizando los días y parece como que tardan en llegar, como si se hiciera más lento el paso del tiempo. Procuro ilusionarme y apasionarme imaginando esas pequeñas metas como lo hacía cuando niño con la espera del Día de la Virgen o las ferias del pueblo.
El objetivo, en definitiva, es procurar alterar la rutina y monotonía diaria para que la vida no discurra como si se deslizara por una pista de patinaje; aminorar el paso de la vida teniendo conciencia, al menos, del día y la hora en cada momento. Porque si no consigo frenarla o detenerla pasará sin darme cuenta. A mí no me va mal, os lo aconsejo.
Chove, febrero de 2023