Se observan señales de esperanza

Se observan señales de esperanza

Durante el tenso proceso político vivido en España en los últimos meses me ha venido a la memoria una y otra vez una escena de la película “ La vida de Brian”. Esta película, que recomiendo al que no la haya visto porque es una de las mejores parodias de la historia del cine, una obra de arte estrenada en 1979, una sátira del grupo de comedia británico Monty  Python que trata de la vida de un judío nacido el mismo día que Jesús. Es una divertida metáfora de la religión, de la política y de la vida en general.

En la Vida de Brian hay una escena en la que el grupo judío de la resistencia organizada contra la invasión romana está celebrando una reunión clandestina, y en ese momento irrumpe una compañera (se supone María Magdalena) con mucha urgencia, porque los romanos están llevando a un compatriota, Brian (Jesús), por el calvario a su crucifixión. Entonces, con una crítica refinada, mordaz y genial de actualidad, los allí reunidos comienzan a debatir si ese asunto está en el orden del día, su urgencia, conveniencia, intervenciones a favor y en contra de la misma, votación, etc. hasta que la compañera, viendo que van a matar a Jesús mientras éstos no reaccionan ni hacen nada para evitarlo, anteponiendo el procedimiento y lo secundario al fin principal de su razón de ser, sale corriendo por la puerta, decepcionada y despotricando de ellos.  

Pues bien, esta escena la he visto en muchas de las intervenciones públicas que se han hecho en este dramático proceso político de actualidad y me he sentido como Mª Magdalena.

Pero, bueno, nuestros políticos parece que finalmente se han visto obligados a  pensar más en los ciudadanos que en sus intereses personales y orgánicos. Y aprovecho aquí para resaltar la decisión, aunque tarde, tan responsable y valiente del PSOE, comparable a otras  históricas y acertadas como las del marxismo o la OTAN.

Y es que el tiempo de las grandes mayorías ha llegado a su fin, afortunadamente y gracias a la impronta generada por las nuevas y atractivas alternativas orgánicas, los nuevos partidos Podemos y Ciudadanos, que, aunque yo no comparta su ideario y estrategia en general, han contribuido sin duda a mejorar y actualizar el viejo sistema. También debo reconocer que, desde mi punto de vista, Ciudadanos es el que desde el principio ha estado en la onda de esta opinión que expongo.                  

Hasta ahora, la principal función de la oposición era la de controlar y fiscalizar a los órganos de gobierno, dejando en exclusiva la gestión del programa electoral, de los asuntos del país y el gobierno en general al partido vencedor en la elecciones. De tal manera que, tras los comicios,  unos se dedicaban a gobernar y otros a hacer oposición, espiar, poner dificultades, entorpecer y esperar a que aquél lo hiciera mal para hacérselo saber a la gente. Y así hasta que le llegaba el turno al otro. Pero siempre, eso sí,  manteniendo vigente lo que le interesaba a ambos, sin tener en cuenta la opinión de los ciudadanos (puertas giratorias, abusos y privilegios, corrupción, despilfarro, ley electoral, etc.). 

Hoy, todos los partidos deben procurar ofrecer a su electorado la consecución de objetivos programáticos prometidos durante la campaña electoral; todos deben realizar gestión de los asuntos que preocupan a los ciudadanos, y deben hacerlo mediante la negociación, el acuerdo, el consenso y el compromiso. Ya no vale la excusa de no poder hacer las cosas porque no se ha ganado. Ahora todo será posible dependiendo del trabajo, la habilidad y la inteligencia política.

Estoy convencido de que esta nueva etapa será mucho más beneficiosa para los ciudadanos, pero también para los propios partidos y para la democracia. Pero, una pregunta me mantiene a la expectativa ¿dispondremos de mimbres para esa cesta?

 

Chove, octubre de 2016

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