El acoso a Felipe González
Me parece mezquina y despreciable la operación de acoso y derribo de la figura de Felipe González y de todo lo que representa. Creo que Felipe González es un socialista con gran sentido de Estado; defensor a ultranza de la democracia, la liberta y la unidad de España; de gran prestigio y liderazgo internacional; y el mejor político de la historia reciente del país.
En medios políticos es muy conocida y aceptada la idea de que las filtraciones y las noticias negativas y sorpresivas sobre alguien las han perpetrado aquellos a los que benefician sus efectos. Y la noticia reciente de la atribución de la responsabilidad de la creación del GAL al presidente González es una muestra de ello.
Dicho sea de paso, la noticia (un documento de 1984 sobre terrorismo europeo y del que ya se informó hace dos años) es una chapuza que no aporta nada nuevo, está basada en suposiciones y recortes de prensa del tiempo del juicio sobre los GAL, tiene parte de su contenido tachado y otro tanto no se puede leer, y, en todo caso, el asunto ya quedó juzgado y sentenciado en los tribunales de justicia.
La tarde del once de septiembre del 98, Barrionuevo y Vera (ministro de Interior y secretario de Estado de Seguridad, respectivamente) ingresaron en prisión en la cárcel de Guadalajara, a cuyas puertas acudieron para despedirlos la dirección federal del PSOE y miles de compañeros socialistas, entre los que nos encontrábamos los de la agrupación de Montefrío, que se trasladó al lugar en dos autobuses.
Pero la insustancial noticia ha servido de excusa para solicitar una comisión de investigación en el Congreso, con el fin de sacar más rendimiento a sus desvergonzados propósitos, avivando y manteniendo el asunto en el tiempo.
Qué casualidad que haya aparecido ahora precisamente, cuando Felipe González manifiesta abiertamente sus críticas al entorno del gobierno. ¿A qué viene esto ahora, qué se pretende con ello? Está claro que desprestigiarle y desacreditarle para devaluar sus críticas, y también silenciarle con la amenaza de hasta dónde son capaces de llegar.
Comparto la opinión de que esta operación pretende algo más importante, su objetivo es atentar contra el espíritu de la transición y el régimen constitucional del 78, intentar reconvertir su reconocida bondad y éxito en fracaso y perjuicio. Una transición basada en la tolerancia, el acuerdo, el respeto mutuo y la anteposición de los intereses del país a los ideológicos y partidistas, y que ha sido modelo en el mundo. Un régimen constitucional que nos ha proporcionado el periodo de paz, prosperidad, progreso y modernidad más largo de nuestra historia, y cuyo referente incuestionable es el PSOE con Felipe González a la cabeza.
A los muñidores de tal maniobra, en sus intereses mezquinos, no les importa sacrificar y denigrar este pasado reciente del PSOE para callar a Felipe. Pero con la difamación del secretario general se difama al PSOE, y el PSOE somos todos los militantes de entonces y de ahora, y soy yo, secretario general de la Agrupación de Montefrío por aquellos años, que por eso me rebelo y no consiento tal afrenta.
Está claro que los beneficiados de esta sucia operación están en el gobierno y su entorno, pues son los principales afectados por las opiniones y críticas del presidente, los que por su posición están en el lugar más adecuado para poder orquestarlas, y los que claramente se delatan cuando no se dan por aludidos y ofendidos, otorgando con su silencio su complicidad. No me engaña la postura de galería adoptada por el grupo socialista en el Congreso, de simple oposición a la tramitación de la propuesta de comisión de investigación, pues solo faltaba que votasen a favor.
Las opiniones de los líderes y referentes públicos son necesarias porque ayudan a conformar las propias de cada ciudadano; esa es la esencia de un Estado de derecho, la libertad de expresión y opinión, y con ellas ningún militante socialista infringe la normativa estatutaria.
¿Lograrán con esta amenaza y oprobio silenciar las opiniones del presidente socialista González?
Chove, junio de 2020