Qué quiere Putin
La mayor dificultad para tratar de buscar una solución al conflicto de Rusia con Ucrania es saber con seguridad las pretensiones de Putin. Parece que lo que le preocupa al líder ruso es la seguridad e integridad de Rusia, por lo que la agresión e invasión metodológica de Ucrania respondería a un cálculo estratégico de su última advertencia a EEUU y Europa occidental, de que no va a consentir la instalación de misiles nucleares de alcance medio ni ningún otro tipo de recurso bélico de destrucción masiva en su frontera, como la entrada de Ucrania en la OTAN, que supongan una amenaza grave para la seguridad de su territorio.
Esto me recuerda la crisis de los misiles en Cuba, la versión contraria en el año 1962, cuando la Unión Soviética se propuso instalar este armamento en Cuba con el argumento de dar respuesta a los misiles colocados por EEUU en Turquía y preservar la seguridad del régimen socialista de la isla, ante los intentos de invasión en años anteriores por parte de EEUU (Bahía de Cochinos y Operación Mangosta). Por aquellos años sufrimos también mucho miedo ante la amenaza y el riesgo cierto de otra guerra mundial. Aquello se solucionó satisfactoriamente con el acuerdo de ambos mandatarios (ruso y americano), por el que Estados Unidos retiraba los misiles de Turquía y se comprometía a no invadir Cuba, y Rusia desistía de la instalación de los suyos en Cuba.
En cualquier caso, ningún tipo de amenaza o riesgo justifica la invasión de una nación, un Estado de derecho; el avasallamiento y la masacre de unos ciudadanos libres y pacíficos. El mayor y mejor recurso para prevenir la guerra es la propia Paz. A no ser que participes de las ideas de Flavio Vegecio Renato: “Así pues, el que desee la paz, que se prepare para la guerra”.
Desde el final de la segunda guerra mundial, EEUU y Europa permitieron el control por parte de Rusia de Europa central y oriental, incluso de la mitad este de Alemania y Berlín, ciudad esta donde instalaron una de las más importantes bases militares soviéticas. Además, los rusos están en la supuesta creencia de una promesa por la que la OTAN no se expandiría ni se acercaría a las fronteras de Rusia.
Pero aquel Statu quo desapareció en 1989, más de cuarenta años después, con la caída del muro de Berlín, del derrumbe del Telón de Acero. Aquel acontecimiento que fue recibido con júbilo por el mundo occidental fue interpretado como una humillación por el pueblo ruso. Desde entonces el imperio y gran poder de la URSS se ha ido desmoronando, mientras la OTAN ha ido creciendo y acercándose a la frontera rusa. Quedaron Bielorrusia, Ucrania, Georgia y Azerbaiyán como países fronterizos supuestamente independientes y fuera de la Alianza Atlántica; un espacio que puede ser interpretado como de contención entre Rusia y el mundo exterior.
En el supuesto de que las intenciones de Putin sean realmente la seguridad de sus fronteras, no va a permitir la incorporación en la OTAN de ninguna de las naciones anteriores. En consecuencia, ante las pretensiones de adhesión de Ucrania ha desplegado sobre este su ejército invadiéndolo y arrasándolo, pretendiendo hacer caer su gobierno y que desistan de sus intenciones.
Si estas fuesen las pretensiones de Putin, la vuelta a la guerra fría, ¿justifica la paz en el mundo el sacrificio de la voluntad y libertad soberana de estas naciones para decidir su futuro, su pertenencia o no a la OTAN? ¿Cedería la escalada bélica si Ucrania cediese en sus pretensiones o EEUU y Europa le negaran su incorporación a la Organización? Parece que pronto lo comprobaremos.
Téngase en cuenta que el acuerdo que se adopte tendrá que ser válido también para la zona fronteriza con EEUU: Cuba, Venezuela, Nicaragua, etc.
Pero puede que las pretensiones de este autócrata visionario y megalómano vayan más allá, que esté emulando la estrategia Hitleriana para la configuración de un nuevo orden internacional, el regreso a la Unión Soviética, el imperio ruso, volver a ser una potencia mundial. Siguiendo con la comparación hitleriana, (cuando los alemanes se anexionaron en 1938 “Los Sudetes” y Austria, para después pasar a invadir Checoslovaquia y Polonia en el 39), Rusia se anexionó la península de Crimea en 2014 y no pasó nada, también hizo lo propio con Abjasia y Osetia (Georgia), en enero de 2022 reconoció e invadió la región del Donbás, y ahora invade Ucrania.
Ante ello, occidente reacciona con negociaciones, severas repercusiones económicas para Rusia y el envío de material bélico a Ucrania para que se defienda como pueda de la agresión desproporcionada de ese gigante bélico. Por otra parte, los líderes occidentales insisten y amenazan con la intervención directamente militar, otra guerra mundial, si Rusia pisa algún territorio de la OTAN. Pero estas declaraciones pueden ser un arma de doble filo, puesto que Rusia puede interpretar que puede invadir también Georgia u otro de los países fronterizos mencionados anteriormente, que no pertenecen a la Alianza Atlántica, sin que pase nada.
Y en el extremo de las intenciones de este sátrapa pudiera estar la vuelta a las fronteras de Europa de después de la segunda guerra mundial, de ahí la preocupación y el miedo de Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, etc., ante cuya agresión sería inevitable la tercera guerra mundial.
A fin de cuentas, la cuestión de fondo que subyace es la dicotomía, el histórico debate entre los dos conceptos en apariencia antagónicos: libertad/seguridad. ¿Es justo hipotecar la libertad de estos países aludidos en aras de la seguridad mundial? No hay libertad sin seguridad, y sin libertad no se precisa la seguridad.
Parece que, por ahora, la actitud de Occidente está en persistir en su estrategia de negociación, repercusión económica y esperar a ver las verdaderas intenciones de Putin. Pero, en mi modesta opinión, habría que intentar en el futuro inmediato llegar a un acuerdo parecido al logrado tras la crisis de los misiles de Cuba, y a medio-largo plazo, establecer un gran acuerdo de desarme general, la libertad de todos los países del mundo para decidir sobre su futuro y alianzas, y todo ello bajo el arbitraje y la protección de una gran organización constituida por la asociación de la Alianza Atlántica y Rusia. Esto ya se trató sin éxito al final de la guerra fría; es cuestión de volver a retomar las negociaciones al hilo de los acontecimientos actuales.
Chove, marzo de 2022
Estoy de acuerdo en la primera parte de su artículo, creo que Putin quiere la defensa de Rusia y en la final, porque creo que lo mejor que puede hacer USA Y Europa es aliarse con Rusia, cosa dificil por ahora. Tambien pienso que la que va a ganar es China y que Rusia se aliará con ella, creo que EEUU lo tiene dificil si no desanda pasos y trata de limar asperezas con Rusia. El tanden Rusia- China es demasiado para los yanquis, gracias.